Hace algún tiempo, en una de estas casillas de comentarios alguien señaló que era su primera vez en estos lugares. Elogiaba el espíritu general de la cosa, pero remarcaba que, para que esto fuera realmente bueno, me faltaba algo de vocabulario fashionista. La verdad, en esa materia tengo poco o nada que ofrecer. Acostumbro a mandar a sitios feos a la gente que me impone atributos como trendy, fashion y similares. No sé el nombre específico de un montón de cosas (para mí existen los pantalones, pantalones cortos, camisas, camisetas, sudaderas, chaquetas, cazadoras y abrigos); y, en general, no encuentro muy afrodisíaco el emplear un vocabulario cool en mis publicaciones.
La verdad es que, por el simple hecho de que tenemos un blog, hay todo un mundo que se abre, al hacer clic en el perfil de alguien que nos dejó el comentario más ingenioso (o seamos sinceros, que tiene la foto más sugerente), porque recibimos correos electrónicos de otras personas que un día también decidieron perder, frente al ordenador, algo más del tiempo necesario para consultar su correo personal por cualquier otro motivo debido a el principio básico de que, desde el momento en que publicamos cosas en la Web, nos convertimos también - en ese preciso momento – en sus prolíferos consumidores. Me doy cuenta de que hay cosas que se llaman jumpsuits o bolsos navajo y un sin fin de material conceptual que, aunque yo quisiera aprender (y va... vamos a asumir que quiero hacerlo), ciertamente no lo conseguiría. Es más, el otro día, durante unas cuantas visitas a blogs, descubrí las iniciales de aquello que, por lo que me han dado a entender, es una especie de abecedario del armario femenino - los LBD. Todavía hubo ahí un momento en que el doliente sexual que hay en mí tuvo la esperanza de haber encontrado alguna conexión armoniosa entre estilo/moda y una fantasía soft core, pero me tuve que conformar con un Little Black Dress (pequeño vestido negro).
Y como no debo haber descubierto eso hace más de 30 días … cuando encontré a estas dos chicas en ciudades diferentes, las miré con luces diferentes y les hablé en idiomas diferentes y pensé… “¿No habrá también un “L(ittle) W(hite) D(ress)?” Debe haberlo. Pero si hubiera hecho la búsqueda antes de escribiros, nada de esto tendría la misma gracia. Porque para ser sincero, la alegría pueril que encuentro en este texto, es la forma de compartir la ridícula expectativa de habérseme ocurrido que, cuando salté de la cama, podía haber descubierto un nuevo concepto a escala mundial. El mismo concepto que Google me deberá responder en 5 minutos con unos pocos millones de resultados, y que si yo, si tuviera ese vocabulario mínimamente aceptable, ya lo habría publicado hace tiempo…