10
años, incluso para un octogenario, son eso mismo que acabo de decir: 10 años.
Para alguien que, como yo, no llegó siquiera a los 40, 10 años son mucho más.
10 años de Alfaiate (la palabra
portuguesa para “sastre”) se han completado. Mucho ha cambiado el mundo
entretanto. Primero de todo: (casi) toda la gente sabe lo que es un blog. Por
no hablar de que tras estos 10 años, resulta difícil encontrar a alguien que
entre blogger, wordpress, tumblr, facebook, instagram, linkedin, snapchat,
twitter y pinterest, no haya tenido – en algún rincón de internet – una página
personal donde se haya entretenido publicando textos, imágenes o videos, para
un público más o menos amplio.
Lo debo
haber escrito aquí muchas veces, este blog cambió mi vida. Curiosamente nunca me
presenté como blogger. Era, soy y hasta donde veo seguiré siendo, un tipo que
tiene un blog. O dos (pero de eso ya hablaremos más adelante). Este blog me ha
aportado muchas cosas buenas y me gusta pensar, que también aportó momentos
divertidos a todos aquellos que pasaron por aquí. Puedo decir – con toda
humildad – que siento que aporté algo singular. Tal vez porque cuando Alfaiate apareció, poca gente en
Portugal, había perdido el tiempo acercándose a personas por la calle. Pero
también porque, en este universo interminable de blogs cuyos autores fotografían
a la gente por las calles de este mundo ahí fuera, sospecho que este tuvo casi
siempre un acercamiento más personal, humano y, a veces, más literario, también.
Pero 10 años son precisamente eso: 10 años. Y debería ser fácil de entender,
para los pocos que todavía pasan por aquí, que me cansé de fotografiar gente
por la calle. De la misma forma que, para ser completamente honesto, también me
harté un poco de responder a las personas que, tan amablemente, todavía me
preguntan "¿por qué no lo vuelves a hacer? (lo cual demuestra que a veces –
maldita condición humana – también nos hartamos de las cosas por las que
debemos estar agradecidos).
En algún
momento pasé a tener la sensación que todo lo que me sucedía en la vida
derivaba, directamente o indirectamente, del hecho de haber comenzado un día
este blog. Ahora hay dos cosas que – más allá de cualquier duda – nunca habría
hecho si no hubiese comenzado un día EL
SASTRE DE LISBOA (y su versión original). Una es la marca CAIÁGUA, que acaba de estar
presente en Pitti Uomo, invitada por la organización. "Los caiáguas"
son aquello que suelo describir, de forma divertida pero hablando en serio,
como los chubasqueros más bonitos del mundo.
La otra es
algo que, con diez años de distancia, me recuerda este blog. ¿El qué? Otro
blog. A HOUSE IN LISBON. Y si, creo que ya
conseguí hacer algo singular con lo que mucha gente llamó de moda, el desafío
es aún mayor cuando se trata de hacer un blog sobre inmuebles. Por otra lado lo
que hoy se inaugura, ya me ha valido una historia única. Pero esa lo dejaré
para otro día. Por ahora os dejo aquello que pretendo sea un acercamiento
transparente al sector inmobiliario nacional y, más concretamente, a la
transformación urbana de Lisboa y sus alrededores en los últimos años. A HOUSE IN LISBON. Espero
que os guste. A mí ya me está
aportando el mismo gozo juvenil que sentí, en este mismo lugar, hace
exactamente 10 años.
Un abrazo y
(muchas) gracias
José Cabral