
La verdad es que no sé por dónde empezar. Supongo que podría empezar diciendo que no me encontré a Joao en este camino. O que él no llevaba esta ropa puesta. Que fui yo el que le pidió que viniese antes de que el sol se fuese, y que también fui yo quien le llevó esta chaqueta, estos pantalones y este par de botas. En un momento en que tanta gente se cuestiona la permeabilidad de las publicaciones editoriales en las dinámicas comerciales, pensé que sería interesante esbozar la narrativa al contrario. Se me metió en la cabeza que tenía que crear un espacio comercial donde cualquiera que lo visitara se arriesgara a encontrar contenidos genuinos e informativos. Se me metió en la cabeza que tenía que gestionar una tienda sin olvidar como había gestionado este blog.
Estuve
en lugares tan diferentes como Madrid, Londres, Florencia, Felgueiras, Vila
Nova de Famalicão o Charneca do Lumiar (zonas industriales de Portugal que la
mayor parte de los portugueses ni siquiera conoce). Encontré imágenes de este blog en los mood boards de marcas extranjeras (donde las reuniones no fueron mal)
pero también me dieron largas y palmaditas en la espalda (después de reuniones
que no fueron tan bien). Y hoy, justo el día en que sacrifico la pureza
editorial de este blog, en pro del negocio cuya creación no sería posible sin
el blog que hoy se sacrifica, os presento el
negocio que no podría existir sin este blog. Porque después de todo, son
frases idiotas como esta las que seguiréis encontrando en ese negocio. Porque
después de todo, igual que aquí, encontrareis calles de Lisboa, modelos que no
son modelos, reportajes caseros e imágenes sin retocar. Y, de forma general, la
identidad visual que quedó inmortalizada en ese universo de retratos ahora
conocida como street style. El
registro visual que, llevado por toda una dinámica online, transformó hombres
comunes en iconos de estilo e hizo de retratos de la vida cotidiana inspiraciones
a escala global.
Es
justo eso. Una tienda de ropa. Una tienda de ropa de hombre. Una tienda de ropa
que, fruto de estos 5 años de Alfaiate (versión original en portugués del
Sastre), descubre que es posible ofrecer una prueba real del producto a través
de internet. Que es posible esbozar un proceso online para descubrir productos
que no termine en la imagen de un tipo de medidas estandarizadas y cabeza
cortada, fotografiado contra una pared en tono pastel. Que es posible descubrir
un producto por los mismos patrones y contextos visuales en los que tendremos
que convivir con él. Que es posible leer una reseña escrita por alguien que,
mucho antes de sentarse a recitar información sobre un producto, lo
haya calzado o vestido. Y que es posible asegurar el
control de todo esto mientras me ciña a la realidad masculina. Tanto es así
que, antes de asegurar su venta, compré la chaqueta que Joao lleva puesta al
diseñador que la creó. Tanto es así que, antes de soñar con escribir este blog,
ya usaba yo esos pantalones. Por eso digo que miro este negocio como si fuera
el Alfaiate. El blog que inspiró un negocio. Un
negocio llamado J. LISBON. Un negocio que espero sea de vuestro agrado.
Porque, por mucho que este convencido de vuestro interés (y este blog me ayudó
a comprender que la aprobación más importante somos nosotros los que la
atribuimos) nada de lo que diga yo ahora mismo supera unas buenas palmaditas en
la espalda. Aquí esta J. LISBON de primera mano
3 comentarios:
Enhorabuena!! Te deseo toda la suerte del mundo. Nunca te olvides de tu esencia, eres un grande. Un beso :)
www.por1sonrisatuya.com
Me encanta! Mucha suerte.....éxito seguro!
Enhorabuena y mucha suerte con tu negocio.... de alguien que hace cosas tan bonitas seguro que tiene que ir bien. Adoro tu trabajo. Hablas claro y comparto tu estética, y no sólo eso, si no lo más importante, traspasas la idea de estética, dándole una dimension cotidiana, que es la que sentimos los que amamos la moda. Todos los éxitos para ti.
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